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Santuario Santa
María Magdalena

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El Santuario de Santa María Magdalena no solo es un símbolo de la devoción a la santa, sino también una muestra destacada del modernismo que caracteriza a Novelda. Iniciado en 1918, su arquitectura única combina magistralmente materiales naturales como la piedra y el ladrillo, creando una estructura exterior que se erige en lo alto de la Sierra de La Mola y un interior que cuenta con obras de arte y el primer órgano de piedra natural del mundo.

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El Santuario está ubicado en un enclave natural con una belleza inigualable.

El Santuario de Santa María Magdalena remonta sus raíces a la antigua «Ermita Vella» construida en el siglo XV. Sin embargo, fue en 1915, tras su proclamación como patrona de la ciudad cuando se tomó la decisión de edificar un nuevo santuario, digno de ella, que reflejara la devoción de los noveldenses y su florecimiento cultural motivado por el auge de la industria.

El autor del proyecto arquitectónico del nuevo Santuario, José Sala Sala, ingeniero textil de profesión y oriundo de Novelda, se formó en Terrassa y fue el encargado de elaborar los planos para un nuevo edificio que albergaría la imagen de la Santa.
La primera piedra del Santuario se colocó en 1918, y su diseño, con una planta trapezoidal, simboliza el jarro de ungüento con el que la Santa ungió a Jesucristo.

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El exterior del edificio combina roca natural con cantos rodados, ladrillo y azulejería, creando una fusión entre lo natural y lo ornamental.

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El interior alberga obras que relatan la vida de la Santa, retablos de pintores como Castellano Ibáñez o la santa penitente de Gastón Castelló, donados por familias locales en conjunto con una pieza única:  el primer órgano público realizado en piedra natural, diseñado por Iván Larrea Bellod.

Este imponente instrumento, construido con mármol de las canteras locales, añade una singularidad más a este santuario considerado una de las joyas arquitectónicas del modernismo local.

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Tras las devastadoras epidemias de los siglos XVII y XIX, el fervor religioso se intensificó en la localidad. En esas ocasiones, se organizaban procesiones y rogativas masivas, siendo la primera en 1866, donde se pedía  pidiendo la intervención de la Santa, creencias populares que daban crédito a los milagros cuando llegaban las lluvias o remitían las enfermedades.
José Sala Sala, mostró gran entusiasmo e inspiración, influenciado tanto por la devoción a "La Santa" en su pueblo natal como por la profunda religiosidad de la corriente tradicionalista de Cataluña, donde realizó sus estudios de los que obtuvo inspiración en sus  viajes constantes tras establecerse en Novelda.

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Con un enfoque personal en la selección de materiales y su implicación directa en las primeras etapas de la obra,  escogiendo personalmente las piedras y guijarros que más se adecuaban al diseño que buscaba proyectar. Plasmó en sus planos una visión modernista, sin embargo, debido a la paralización de las obras y desacuerdos sobre la fidelidad al proyecto original, Sala se apartó del proyecto.

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Santa María Magdalena, un símbolo de devoción que refleja la historia y el amor de los noveldenses hacia su protectora.

A pesar de estas dificultades, el Santuario siguió adelante, aunque no sin contratiempos. La construcción, afectada por problemas económicos y el impacto de la Guerra Civil española, se desarrolló en tres fases que abarcaron casi 30 años, desde 1918 hasta 1946.

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