

Centro Cultural
Gómez Tortosa




Ubicado en la Calle Mayor, el Gómez-Tortosa es un espacio cultural clave que refleja el esplendor arquitectónico de finales del siglo XIX. Restaurado en su totalidad, cuenta con una planta baja y dos pisos que conservan su elegancia original. Antonia Navarro, conocida como la Pitxotxa, adquirió esta emblemática propiedad, que se ha convertido en un símbolo del modernismo.


El Centro Cultural Gómez-Tortosa, situado en dos cuerpos diferenciados que dan a la calle Mayor así como Sirera y Dara, es un ejemplo del modernismo impulsado por la burguesía de Novelda a finales del siglo XIX. Su historia está ligada a Antonia Navarro Mira, conocida como La Pitxotxa, quien adquirió la propiedad en 1899 tras la muerte de su padre, con el objetivo de crear un legado para sus hijas, Carmen y Luisa.

Carmen se casó con Antonio Gómez-
Tortosa Rico, abogado y político destacado,
quien más tarde recibiría el título de Conde
por el papa Benedicto XV. A principios
del siglo XX la familia impulsó importantes reformas y ampliaciones en el edificio, incluyendo la compra de viviendas cercanas, lo que dio lugar a la estructura actual.

En 1988, el inmueble fue adquirido por el Ayuntamiento de Novelda, restaurado y transformado en un espacio dedicado a la cultura y la historia local. Hoy, el Centro Cultural Gómez-Tortosa se ha consolidado como un referente para quienes desean descubrir el patrimonio modernista de la ciudad.
La restauración de mobiliario original y los acabados ornamentales realzan aún más su valor histórico y artístico, cada rincón posee detalles que combinan arte, funcionalidad y un estilo propio del Art Nouveau.


Antes de formar parte de los Condes Gómez-Tortosa, la historia de esta vivienda se remonta a junio de 1879, cuando el cosechero José Rizo Ferrándiz y su esposa establecieron su hogar junto a sus cuatro hijas. Esta situación se mantuvo hasta el fallecimiento de su esposa. Tras la adquisición de la propiedad a manos de la Pitxotxa, se llevaron a cabo simultáneamente las obras de edificación, remodelación y ampliación del actual conjunto con la Casa-Museo Modernista. En este contexto, Antonio Gómez-Tortosa adquirió entre 1900 y 1901 las dos viviendas situadas detrás de la casa familiar, que su suegra habÃa comprado un año antes. Estas fachadas daban a las calles Sirera y Dara, contribuyendo asà a la estructura actual del Centro Cultural. Tras su ampliación, la vivienda se convirtió en una majestuosa construcción de planta baja y dos pisos, caracterizada por ornamentaciones naturalistas e imaginativas, asà como por la alta calidad de los trabajos de forja y ebanisterÃa, evidentes en su meticulosa restauración. Entre sus elementos más destacados se encuentran las impresionantes columnas y enrejados de hierro fundido, la majestuosa escalera de hueco ovalado, que cuenta con una claraboya que inunda de luz natural el espacio, y un patio adornado con columnas de piedra caliza de estilo corintio sobre bases de mármol rojo de la región. Uno de los espacios más sorprendentes es el salón de los tapices, decorado con obras de Lorenzo Pericás y acompañado de un elegante zócalo de roble tallado y azulejos policromados.